El Adviento
El Adviento, enviado por Julia Merodio
El Adviento, enviado por Julia Merodio
CON ACTITUD VIGILANTE, Por Julia Merodio
Llena de aceite la aljaba;
prende, raudo la pavesa,
has de alumbrar el camino
del que busca la promesa.
En este mundo de las prisas, en el que nos encontramos insertos, cada acontecimiento da paso al siguiente sin dejarnos tiempo para interiorizarlo.
De ahí que, el final y el comienzo del año litúrgico, se sucedan como una prolongación más a la que estamos acostumbrados.
Sin embargo las cosas no son así. Este último domingo de Noviembre, empezará el tiempo de Adviento, el año litúrgico correspondiente al ciclo A, y por lo tanto vamos a entrar, en esa gran novedad que nos ofrecen, con todo lo que conlleva de sorpresa y admiración.
ESTE ES NUESTRO MOMENTO
Parece una paradoja, de esas que tiene la vida, el que os invite a preparar la llegada del Señor.
Y lo veo como una paradoja, porque cuando la liturgia de la Iglesia nos invita a la esperanza, a velar, a silenciarnos, a vaciarnos por dentro para acoger Su llegada; la sociedad, -para que no tenga cabida en ella-, empieza a llenar las calles de adornos, los comercios de ofertas, los medios de comunicación de anuncios sugerentes, mientras los megáfonos aturden llamando a la gente a consumir… y todo ello con una consecuencia clara: “encontrar la felicidad” ¡qué tristeza! No han sido capaces de observar que en lo que ya está lleno no cabe nada más, y que tanto derroche y palabrería inútil está llevando a la gente, no sólo a apartarse de Dios, sino a odiar las navidades, aunque sigan añorando la auténtica Navidad. La verdadera. Porque la gente ama la Navidad y ¡cuánto darían por encontrar su esencia!
Por eso, este año, quiero partir de aquí para invitaros a saborear el momento presente. El único momento que de verdad tenemos, el único momento lleno de gracia y presencia.
Un momento, que da paso a la novedad, la escucha y la espera. Una novedad, que lleva como signo la salvación y la gracia.
Una novedad que desemboca en el encuentro, del que trae la Salvación a este mundo plural e irreflexivo.
LA FECUNDIDAD DEL ADVIENTO
Para que una planta fecundice necesita ser plantada, regada, abonada, atendida…pero, sobre todo, necesita un surco donde ser depositada.
Propuesta que nos lleva a la segunda paradoja. ¿Cómo puede caber Dios, en este mundo del consumismo, donde tenemos todo lleno de trastos inútiles que posiblemente nunca llegaremos a necesitar? ¿Cómo hablar a la gente de cavar surcos, si lo único que gustar es movernos en superficie?
Está visto que Dios no encaja en los esquemas que, esta sociedad tan moderna, nos presenta. Dios necesita personas vacías de sí mismas y capaces de caminar, sin miedo, en medio de la noche para buscar la Luz. Y aunque nos parezca raro su existencia, las ha habido, las hay y las habrá.
Por eso, Dios que siempre encuentra lo que busca, se fija en: María de Nazaret, una joven que cumplía todas las condiciones de vacío, apertura, gratuidad y donación; una joven dispuesta a ofrecer todo lo que posee a su Señor.
El Emisario, de Dios, no tiene que hacer demasiado esfuerzo para encontrarla. Al divisar la estancia observa que allí está la persona que busca. Una joven en silencio, sola, con las entrañas vacías y al corazón, lo suficientemente aquietado, como para que se haga realidad lo imposible. Allí está ella, se encuentra a la espera, pero no a la espera de grandes acontecimientos ¡no! Ella es pobre y los pobres siempre esperan, pero no esperan cosas magníficas, ella solamente espera a su Señor.
Momento de Oración
Este Adviento vamos a buscar hacer nuestra oración al lado de María. Ella es la protagonista indiscutible del Adviento, ella es… la portadora de Dios.
A su lado nos relajamos, hacemos silencio… y, como ella esperamos al Señor. Esperemos el tiempo necesario para percibir su presencia. Todo esta vacío, todo surge, todo se renueva…
Con los ojos cerrados, divisemos dos alturas, -como si viésemos dos escenas superpuestas- En la de abajo contemplemos una cueva en la que la vida comienza a fraguarse, una vida totalmente distinta a la de arriba.
Pero hay algo, en ello, que sorprende; la vida de esta cueva tiene tanta importancia que si no fraguase, la vida en superficie dejaría de existir.
Veamos delante del Señor nuestra realidad. Miremos ante Él, si esa vida superficial que nos hemos creado, podría germinar sin una vida fuerte “de dentro” –la vida de la cueva- Tomemos conciencia de cómo, solamente la vida interior, es capaz de proporcionar el aliento necesario para seguir fructificando.
Observemos como la vida, al igual que una semilla, necesita un vacío donde depositarse y unos cuidados para poder germinar; como necesita ese vacío donde sosegadamente pueda crecer y alimentarse.
Seguimos junto al Señor, seámosle sinceros, a Él no se le puede engañar, respondamos a lo que este planteamiento nos sugiere: ¿Queremos vaciarnos para acoger El DON que se nos ofrece, o preferimos llenarnos de cosas para sobresalir ante los que nos rodean?
EL VACÍO COMO TAREA
Así de entrada parece que este epígrafe choca un poco ¡vaya tarea tan absurda! ¿A quién se le puede ocurrir desprenderse, de todo lo que tanto esfuerzo, ha sido capaz de adquirir? ¿Cómo deshacernos de lo que tanto nos gusta? ¡Mira que tener que vaciarse!
Sin embargo, si nos situamos en la realidad vemos que en el momento inicial, todo está vació. Nacemos sin tener nada, nuestra mente está vacía, no conocemos los prejuicios, ni los condicionamientos, ni nos inquieta poseer o no poseer… todo es virgen, no ha sido mancillado por nada, ni por nadie.
Eso mismo sucede si nos adentramos en la Biblia, en ella se nos muestra como, las personas que buscaban a Dios, eran personas vacías de cosas, vacías de sí mismas, vacías de todo aquello que pudiese quitar el sitio a su Dios.
Y precisamente, ese es el mensaje que la Palabra de Dios, nos trasmite en este ciclo A. Las lecturas de este primer domingo de Adviento, lo plasman con una hondura que estremece.
Es el evangelio de Mateo el que nos lo dice así: “En tiempos de Noe, antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba…pero vino el diluvio…”
El diluvio vino, como signo de vaciar y lavar la tierra que se había contaminado hasta llegar a prescindir de Dios.
Pero las cosas se olvidan, nadie aprende con las experiencias de otros y de nuevo, las personas de esos tiempos, lo mismo que las de los nuestros, vuelven a poner el corazón en el tener y otra vez se llenan de cosas, que escondan a Dios, porque Dios siempre resulta incómodo a los que viven de espaldas a Él.
Sin embargo Dios, el Dios de la alianza y el amor, no tiene en cuenta las infidelidades del ser humano y vuelve a salir a su encuentro. De ahí que sea ahora el apóstol San Pablo, ese hombre que encuentra a Dios en su camino, el que nos diga: “Daos cuenta del momento en que vivís, espabilaros, llega vuestra salvación. Nada de comilonas ni borracheras…Vestíos del Señor Jesucristo”
Y estas palabras, que hemos escuchado tantas veces y que volvemos a escuchar, no son baldías, estas palabras tocan el corazón de Agustín de Hipona, el gran San Agustín que, al igual que Pablo, descubre que todo lo encuentra pérdida, si no le deja llegar a Dios.
Ante tal descubrimiento, también, Agustín decide vaciarse, decide sacar de su vida todo aquello que le impedía acoger al Señor y, saltando en el vacío se pone manos a la obra de conversión. ¡Cómo deben gustar a Dios los corazones vacíos!
Creo que también nosotros tenemos que tomarnos en serio esta tarea y, como veis el tiempo apremia, por lo que vamos a decidir empezarla hoy, en este comienzo del Adviento, tiempo de gracia que Dios nos regala.
Y lo haremos poniéndonos en su presencia para que sea, Él mismo, el que nos ayude y nos diga qué cosas tenemos que quitar de nuestra vida, para dejarle sitio y que entre a formar parte de nuestra existencia.
Momento de Oración
Silenciamos nuestro interior. Tomamos conciencia de que estamos delante de Dios, nos serenamos y vamos dejando que, lentamente, la paz nos inunde. (Ahora dejamos el plural, ya que esta oración está planteada de forma personal)
Tomo conciencia de que Dios quiere hacer conmigo, lo mismo que hizo con María, una obra poderosa, para llevarla a los demás a través mío. Me voy dando cuenta de todas esas cosas que me lo impiden. (No sólo lo pienso, sino que pronuncio el nombre de todas ellas, para tomar una conciencia clara de lo que debo sacar de mi vida.
Quizá también sea bueno, mirando al Señor, dejar todo lo que tenemos ante Él. Todo, absolutamente todo. Esposo-a, padres, hijos…todo. Y luego ir cogiendo, exclusivamente, lo necesario, eso que a Dios no le impide entrar en nuestro interior.
Puede ser que al hacer la oración haya momentos que me inquieten, en esos momentos oiré a Jesús que me dice: ¡no te inquietes, te traigo mi paz!
Puede ser que, en otras ocasiones, me cueste desprenderme, o me resulte difícil, saber qué es lo que tengo que dejar; en ese momento y sin inquietarme le pido al Señor que sea Él el que me lo diga y, sosegadamente, espero lo que Dios me va sugiriendo.
Así con la reiteración voy aprendiendo a dejar fuera de mí, todo lo que no sirve para conducirme a mi bien.
Y como lectura donde afianzar nuestra oración, podemos tomarla de 2 Corintios 5, 17 “El que es de Cristo se ha hecho criatura nueva, lo viejo pasó, porque todo se hará nuevo”
También podemos usar las lecturas correspondientes, a toda esta primera semana de Adviento del ciclo A.
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¿ASÍ QUE ERES REY? por Julia Merodio
TÚ LO HAS DICHO, YO SOY REY
Son ya demasiados los años que, siguiendo el ciclo litúrgico, hemos orado esta realidad. Pero seguiremos haciéndolo, aunque haya tantos que no la quieran ver.
Cuando, Jesús, viene a vivir entre los hombres, no se presenta como Rey, sino como el más pequeño y desvalido de los seres humanos; sin embargo no duda en hacer una declaración regia de su reinado cuando le pregunta Pilatos.
– Con que, ¿Tú eres Rey?
Jesús responde:
– Tú lo has dicho: Soy Rey.
EL PAPA REPRESENTANTE DE CRISTO EN LA TIERRA
Eso mismo ha hecho nuestro querido Papa Benedicto XVI, venir a España, como peregrino de la fe, algo que no resta ni un ápice a la altura de su cargo.
Había llegado el gran día en que nuestro querido Papa Benedicto XVI pisaría tierra española. Los augurios de los “aguafiestas” habían fallado una vez más y, sin saber cómo ni de dónde, una multitud salida, de todos los rincones de nuestra tierra, se acumulaba por cualquier sitio donde el Papa fuese a pasar.
Las cámaras de televisión comenzaron a emitir. En el aeropuerto de Santiago la expectación era máxima, un jefe de estado, con todo lo que ello pueda implicar llegará en breves momentos, los ojos de todos estaban fijos en la puerta de aquel avión que comenzaba a abrirse.
Pero por la escalera del avión desciende un hombre que los desconcierta. Un hombre como todos los demás hombres, con la misma humanidad que tuvo Jesús cuando vivió en la tierra. Un hombre con sentimientos, temores, alegrías, dudas… Un hombre con sed, fatiga, cansancio… Un hombre de los que dicen nuestros médicos esta en edad de riesgo y, como dicen nuestros jóvenes, es un anciano; pues ya veis, ese hombre, vestido de un blanco impoluto, es el que está descendiendo pausadamente, por la escalera del avión, su gesto alegre y humilde deja trasparentar un alma llena de paz.
De nuevo aparece la verdad de lo que representa. Jesús, al que el Papa muestra, vino a reinar, pero deja muy claro que su reino no es de este mundo. Sus leyes no están marcadas por nuestros puntos de vista raquíticos y mezquinos; su justicia no es la nuestra y su misericordia, ni se asemeja.
Me imagino que, otra de las cosas que sorprenderían fue su atuendo. ¿Qué decir de él, los asesores de imagen? ¿Cómo adivinar el modisto que lo hizo?
También Jesús, lucía una túnica blanca, tejida por una modista muy especial: su Madre. ¡Cómo distan nuestros planes de los planes de Dios!
Otra de las cosas, muy apreciadas por los entendidos, son las joyas, decir su marca da un signo de prestigio codiciado por todos.
De nuevo volvemos a la figura del Santo Padre. Su única joya, una Cruz con un Cristo visible en ella, cosa que encaja perfectamente con ese aspecto denota, que es un hombre de Dios, todo él tiene un halo especial. Su humildad, su alegría y su austeridad, son los sellos que lo identifican. Sorprende que, sin estar apabullado por grandes personalidades, todas las campanas de Santiago doblen anunciando su llegada, mientras los jóvenes echando abajo la niebla con sus voces y sus aplausos, logran emocionar el rostro del Papa.
Las leyes, que rigen nuestro mundo, están selladas por la ambición humana, por escalar los puestos de prestigio, por la arrogancia del dinero.
¡Qué lejos estamos del amor, la justicia, la paz y la verdad, principales realidades del Reino de Cristo!
De nuevo encontramos plasmada, en la conducta del Papa, las características de los seguidores de Cristo. Jesús, que se define como Rey, aclara que nació para ser testigo de la verdad; nos expone notoriamente cuáles son las exigencias de su reino, nos advierte que muy pocos escucharán su voz y nos recuerda que estar a su servicio no será tarea fácil. ¡Qué bien debe de saberlo su Vicario en la tierra!
Pero, no sólo el Papa, nosotros también hemos elegido vivir con Él, pertenecer a su Reino. Por eso hoy, -como nos lo pedía el Santo Padre- es un día para reiterarle nuestra adhesión, no solo con palabras, sino con acciones que demuestren que lo hemos hecho Señor de nuestras decisiones, de nuestra historia y de nuestra vida cotidiana, con lo que conlleva de rutina y vulgaridad.
Momento de Oración
Hacemos silencio para tomar conciencia de que, es el mismo Dios, el que nos espera para compartir estos omentos tan privilegiados.
Tomamos el tiempo pertinente para entrar en nuestro interior y, en ese clima de oración, donde –cada uno con el Señor- se encuentra a solas, nos preguntaremos personalmente:
Junto al Señor, dejando fluir mis sentimientos, todo conciencia de cómo quiero expresar a los demás el amor de Dios.
Quizá, como Jesús, como el Papa, tenga que ofrecerlo por medio de la bondad.
Le pido al Señor que me ayude a expresar bondad en cualquier situación en que me encuentre, a fin de cambiar cualquier circunstancia desagradable en atrayente.
Que, hasta el acto más sencillo, vaya rodeado de benevolencia para que todo lo que fluya, en mi entorno, este sellado por la paz.
“A vosotros la gracia y la paz de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el Primogénito de entre los muertos, el Príncipe de los Reyes de la tierra”
(Apocalipsis 1, 5 – 6)
UN REY SIN TRONO
En la actualidad, resulta extraño escuchar el mensaje de un rey que no exige que le rindan honores, sino que pretende que sus seguidores desempeñen su misión en los lugares más desfavorecidos, donde existe el sufrimiento y la pobreza.
Nos resulta extraño que este rey, no nos controle si hemos cumplido las leyes, sino que intente constatar si somos humanos, si hemos aprendido a ser personas y si somos capaces de vivir como hermanos.
Por eso, nuestro mundo, ha optado por prescindir de Él y buscar otros reyes, con otros reinos y otros cometidos, hecho que deja, personas insatisfechas y ávidas de algo, que las llene de verdad.
Acabamos de verlo. Esta situación no es algo opinable, es demostrable. Cuando el Papa llega a España, mucha gente, busca darle a su viaje un cariz político, pero quedan desconcertados al comprobar que, el Papa lo mismo que Cristo es un Rey sin trono, sin sensacionalismos, sin privilegios… Él ha venido, de parte de Dios, a trasmitir un mensaje, de fe, de paz, de esperanza, de amor.
Él ha venido como símbolo de la concordia, de la austeridad, de la armonía… Ha venido a invitarnos a afrontar nuevos retos, a explorar nuevas rutas, a enseñarnos como acoger este mundo plural en el que nos encontramos. Sin embargo algunos no lo han entendido, más ¡cómo entrar en la mente de Dios! ¡Ciertamente, los pensamientos de Dios no coinciden con los nuestros!
Pero llega un segundo momento, las visitas que el Santo Padre realizará en nuestro país; y, ¿a quién visita? A los niños de catequesis, a un cotolengo donde se encuentras los más desfavorecidos y enfermos, todos ellos cuidados por personas que han consagrado su vida a Dios, también visita a niños con deficiencias ¡qué grandeza de corazón! Realmente no hay nadie más importante que ellos en el corazón de Dios.
De ahí, que os invite a introducirnos en estas situaciones para hacer una reflexión sensata y ver, si queremos que sea Cristo, nuestro verdadero Rey. Si queremos aceptar su mensaje, si queremos vivir la misión que, dentro del Reino, tenemos encomendada.
Es un momento especial, para tomarnos en serio, que el Reino está lleno de personas como nosotros, que han optado por el Señor; y, ciertamente, lo que seamos para esas personas, eso seremos para Dios.
Por eso, el aprender a buscar a Dios en los hermanos; es acentuar el señorío de Cristo sobre la humanidad.
Momento de Oración
Vamos a volver al silencio, vamos a buscar un clima de oración y, sin ninguna prisa tomaremos conciencia de que estamos junto al Señor.
Después, podemos pasar a preguntarnos, que hacemos para contribuir a que se derrumben las barreras que dividen a las personas en buenas y malas, ricas y pobres, oprimidas y libres.
Vamos a preguntarnos si somos capaces de superar prejuicios, injusticias y discriminaciones.
Vamos a seguir el vía del amor, del perdón, la paz, la dulzura… características del Reino de Cristo.
Vamos a proclamar a ese Rey, tan distinto a los reyes de este mundo que, esperan de sus seguidores que en caso de conflicto, den su vida por ellos.
Vamos a seguir a Jesús, un rey que, no sólo sirve a los demás, sino que da la vida por ellos Y vamos a preguntarnos personalmente:
¡Venga tu Reino Señor!
Y no dejes de repetir esta oración, hasta que notes como va penetrando el Reino en tu interior. Después sigue repitiendo sin desanimarte:
¡Venga a nosotros tu Reino Señor!
Hola a todos!
El próximo día 20 de Noviembre realizaremos la 5ta. marcha de Montañeros Nazaret, esta vez a la cascada del purgatorio, en Rascafría, un lugar donde debemos reflexionar. Quedaremos en el puente del perdón (con perdón, mejor lugar imposible).
El propio lugar nos indica que será una excursión maravillosa, perfecta para ir con hijos, pues el recorrido no es muy largo (12 km.), y donde veremos naturaleza en todo el esplendor de esta época del año.
Podeis ver la ruta y las indicaciones aquí, en un documento pdf que os podeis imprimir.
Podeis ver más datos de la ruta en http://www.trotamontes.org/marcopurgatorio.htm. Como en otras ocasiones, ya sabeis que es una ocasión perfecta para desentumecer las piernas aprovechar de un día en familia y en Comunidad.
Animaros los Montañeros y los Excursionistas, Os esperamos. Para contactar en la zona, móvil de José Luis Blanco 609 34 58 65.
Montañeros Nazaret.
Fotos de la Cuarta Excursión de los Monteñeros Nazaret, al Barranco de Rio Dulce, en la Provincia de Guadalajara, en Octubre de 2010.
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ORAR POR OTROS
Por Julia Merodio
Hay dos días en el año que, todavía, tienen una relevancia destacada y son:
Por ser correlativas parece que las dos se refieren a los difuntos, aunque no sea así. Es más, por ser festivo el día de Todos los Santos, se dedica a honrar a los difuntos con mayor esplendor.
No hace demasiados años, las iglesias se llenaban de fieles que iban a orar por sus seres queridos, ya difuntos; pero con tristeza observamos que cada vez hay más gente que ha sustituido la oración por el consabido ramo de flores, convirtiendo tan magnífica realidad en un negocio. De ahí que este año quiera llamar vuestra atención para invitaros a reflexionar sobre la grandeza de: Orar por otros.
DIOS NOS PENSÓ FELICES
Si hay algo que se graba en el alma de forma especial y por lo que todos hemos pasado, es el momento de una separación.
Cada ser querido que se va, nos deja dentro un desgarro tan grande, que nos hace odiar la muerte, verla como una enemiga, no queremos saber nada de ella y preferimos ignorarla ya que no la podemos erradicar. Pero ¿Por qué?
La muerte es consubstancial a la persona, si nacemos tenemos que morir y vivir ignorándolo no nos va a librar de ello. Es más, hoy día en que la medicina, gracias a Dios, ha hecho tan grandes descubrimientos y está tan avanzada, la gente se muere más joven; solamente tenemos que detenernos ante los accidentes de tráfico, consumo de droga, alcohol, reyertas… De ahí que quisiera invitaros a mirar de frente esta realidad que nos acompaña.
Hay unas palabras, que no sé si son conocidas por demasiada gente, pero que aparecen en la liturgia de difuntos. Dicen así: “La vida no se termina se transforma…” Y si eso es cierto ¿Por qué llorar la muerte como la derrota final?
Cuando nos encontramos con un bebé nadie piensa que sus comienzos no fueron precisamente, el que un niño apareciera en el seno de la madre. El bebé era un ser microscópico que todavía no tenía ninguna apariencia humana, pero allí escondido en el seno de la madre comenzó a formarse hasta aparecer transformado en ser humano en el momento de ver la luz. ¿Qué pasaría allá dentro? ¿Qué dificultades tendría que pasar hasta llegar a término? Y después del nacimiento ¿Qué dificultades encuentra para adaptarse al nuevo hábitat? Nunca lo sabremos, aunque todos hayamos pasado por ello, pero si tenemos la certeza de que es una realidad. En este momento creemos que ya está todo hecho, que ya hemos alcanzado la plenitud, pero no es así.
El ser humano, al nacer, ha pasado -por decirlo de alguna manera- al segundo estadio donde sigue preparándose para la plenitud de su vida que todavía está por llegar. De ahí que nuestra vida sea un proceso en el que cada uno es responsable de elaborar.
En el día a día, ese ser inmaduro y dependiente, adquiere una nueva dimensión que nadie podrá realizar por él. En sus manos se ha puesto un trozo de creación de la que es responsable. Tendrá que trabajarla debidamente y con responsabilidad, sabiendo que de ella depende el trabajo de otros.
Para esa tarea cuenta con la gracia de Dios y los dones que Él le va entregando para su perfecta realización.
El primer don, que el ser humano encuentra en su camino es: La Libertad. En todo cuanto aparezca ante él se presentarán diversas opciones, de las que libremente tendrá que escoger la que desee.
El segundo don, que encontrará es: El Discernimiento. Él le ayudará a elegir con acierto la senda adecuada… y así irá encontrando dones, como soportes donde apoyar su elección.
Y todo esto ¿para qué? Para alcanzar la misión que, en este segundo estadio, tenemos encomendada: Aprender a Amar.
Ahí lo tenemos, esta es la trayectoria por la que nuestros seres queridos han pasado y por la que tendremos que pasar nosotros; porque: Al atardecer de la vida nos examinarán del amor.
Es significativo que, hasta que no perdemos un ser querido, no nos damos cuenta de cuánto nos amaba, de cómo amaba, y de lo que representaba en nuestra vida.
Pero hay algo, realmente, tranquilizador saber que, aunque se ha alejado, aunque se ha partido… no nos ha dejado, no lo hemos perdido… Ese ser que tanto amábamos no puede desaparecer, él permanece. Por eso oramos por él. Por eso lo recordamos. Por eso seguimos amándolo.
Momento de Oración
Busco el lugar donde me silencio cada día. Me relajo hasta que los agobios, que me acompañan, empiezan a desaparecer.
Traigo a mi mente, esos seres queridos por los que hoy quiero orar. Quizá este sea un reto que me cueste afrontar, para ello suplico a Dios y le pido su Espíritu de fortaleza.
Sigo en silencio hasta notar que, la gracia de Dios me va calmando, me consuela y me da valor para superar estos momentos duros por los que estoy pasando.
En esta actitud orante, voy dejando que Su gracia llene cualquier espacio vacío de mi corazón y de mi vida, apoyándome con fuerza en el infinito amor del Señor.
Tomo conciencia de todo lo bueno que junto a ellos he vivido y doy gracias por haber sido posible.
Después cada uno puede decir lo que le sale de lo profundo del corazón.
Puede, por ejemplo, decir -el nombre o el parentesco del ser querido-, hoy quiero orar por ti. Sé que ya perteneces a esa creación nueva, donde no hay llanto ni dolor; sé que has dejado tu humanidad y tu naturaleza es divina, sé que eres feliz junto a Dios, con esa felicidad soñada por Él para toda la humanidad y sé que, junto a Dios ya eres feliz porque su benevolencia y generosidad te inundan.
Al pensar en ti, visualizo en mi mente con perfección esos maravillosos momentos que hemos pasado juntos y me doy cuenta que siempre tuvimos todo lo necesario para llevar a cabo nuestros sueños, aunque a veces, no supimos aprovecharlo.
Percibo todo lo que de ti he aprendido para seguir el camino de la vida. Percibo tu fuerza y tu cercanía y te siento junto a mí como nunca lo había percibido antes.
Oro por ti, porque sé que todo lo bueno ya es posible para ti y para cuantos vivís junto a Dios.
Quiero orar, también hoy, por todos los que no tienen a nadie que ore por ellos. Sé que serán los predilectos del Señor y por eso los pongo en sus manos.
Después para terminar doy gracias, lentamente, sin precipitarme, por el gran don de la fe.
“Damos siempre gracias a Dios, por todos vosotros y os recordamos en nuestras oraciones. Hacemos memoria, ante nuestro Dios y Padre de vuestra fe, de vuestro trabajo, de vuestra caridad y de la perseverante esperanza en nuestro Señor Jesucristo, sabedores de vuestra elección, amados de Dios”
(I Tesalonicenses 1, 3 – 5)
A TI QUE LLORAS
Quiero llegar a tu lado, estar junto a ti que lloras para decirte que llorar es bueno, que Jesús también lloró y que si necesitad llorar ¡Llores!
Las separaciones son duras y cuesta aceptarlas, por eso es lógico que llores, pero no lo hagas con pena; ese ser, tan querido, por el que lloras ha llegado a la plenitud y goza de la mayor felicidad.
Si contemplamos la curva de la vida observamos como la persona adulta va hacia las características de la niñez. Hay un momento en el que, incluso necesita apoyos para andar, se vuelve dependiente, la comida ha de tomarla triturada, se asemeja en todo a un Bebé y tiene que salir de la tierra, como salió del útero, formado para tomar nueva vida. Ya lo decía Jesús “Si no os hacéis como niños no entraréis en el Reino de los cielos” Y los que se han ido ya se hicieron como niños…
Pero ¡Oh milagro! Cuando la persona pasa a la vida plena deja todas las deficiencias que le acompañaban para convertirse en un ser perfecto. Nunca he podido olvidar una persona que contaba en televisión como su hija con síndrome de Down al morir le desapareció la deficiencia y sus facciones quedaron perfectas. Y es que es así, eso mismo pasará a todos los demás, los ciegos verán, los mudos hablarán, el Reino se hará realidad y todos poseerán la tierra de la que habla el evangelio.
Qué pasa ¿todavía sigues llorando? Pero ¿a qué ahora lo haces de emoción? ¡Ay si descubriesen un móvil con el que pudiésemos hablar con los que ya gozan de la plenitud de Dios! ¡Cuántas cosas nos dirían! ¡Cómo pondrían al descubierto nuestra equivocación!
Es posible que nos dijesen: No perdáis vuestro precioso tiempo buscando la manera de vivir mejor, ¡vivid dándoos a los demás! Dios ha puesto en vuestras manos las herramientas necesarias para que seáis felices ¡usadlas! ¡Trabajad! ¡Cuidad todo lo que se os ha dado! Amaros, respetaos, sumad esfuerzos, nunca restéis. Que en vuestro comportamiento no haya divisiones. Que os avale un mismo pensar y un mismo sentir. Haced un hueco a Dios en vuestra vida.
No esperéis comprar la gloria ni hallarla con vuestros descubrimientos, por grandes que sean no dejarán de ser medios para llegar. Todo está descubierto; acercaos al evangelio de Jesucristo y encontraréis la verdad plena y hasta que os encontréis de nuevo, con los que os están esperando, vivid la dicha de sentirlos, cada día en lo más profundo de vuestro corazón.
Para terminar podemos decir al Señor:
¡Cómo quisiera, Señor, haber vivido!
¡Cómo quisiera, Señor, haber amado,
cuando lleno del polvo del camino,
en tu presencia me halle derrumbado!
¡Dirás, Señor, haberme conocido!
¡Me tomarás, con mimo, de la mano,
si mi traje de fiesta está hecho añicos
y mi trato, todavía, es inhumano!
Quizá te apiades, Señor, al verme roto
quizá te apiades, al verme avergonzado
y me digas: entra y arréglate enseguida
porque el Padre, te estaba ya esperando.
Fotos de la Tercera Excursión de los Monteñeros Nazaret, a Peñalara, en Junio de 2010.
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Fotos de la Fiesta – Excursión de comienzo de curso en Guadarrama en Septiembre de 2010.
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Marcha de Montañeros de Nazaret y excursión al Parque Natural del Rio Dulce el sábado 16 de Octubre.
Ver Plano aqui.
Marcha de Montañeros: Ver el documento Itinerario y localización aquí
Tramo A): 11 Km (Aragosa-La Cabrera-Pelegrina)
Tramo B): 4 Km Ruta de la Hoz de Pelegrina
Excursionistas: Esta marcha es una oportunidad para todos aquellos que no quieran realizar la marcha entera, incorporarse en La Cabrera o en Pelegrina, tramo llano sin ninguna dificultad o bien realizar un tramos de la Hoz de Pelegrina (donde Felix Rodriguez de la Fuente rodaba sus documentales, apto en 1,5 Km. para carritos de niños hasta la caseta de Felix)
También podéis comer en el restaurante que hay en la entrada de Pelegrina. Se trata de poder disfrutar de un día precioso de campo en un lugar excepcional y compartir algún rato con los montañeros de Nazaret.
Animaros los Montañeros y los Excursionistas, Os esperamos. Para contactar en la zona del Parque, móvil de José Luis Blanco 609 34 58 65
Nueva Sección: En breve, todas las noticias de Montañeros Nazaret aparecerán en el Menú Principal bajo el Epígrafe “Montañeros Nazaret”. El éxito de la última excursión fué alto y ya está preparada la siguiente para el día 16 de Octubre, sábado, en el Parque del Río Dulce, un lugar precioso.
Os dejo un avance, que completremos en los próximos días con mapas, reglas, ubicación, horarios, etc…
Parque Natural del Barranco del Río Dulce
Empalmaremos dos de los recorridos por el Parque.
El primer recorrido es una ruta lineal que permite conocer la mayor parte del Parque por un camino que discurre junto al río Dulce. La pista es apta para bicis y para carritos de niño. Esperamos que el color otoñal esté en todo su esplendor
Saldremos de Aragosa y llegaremos a Peregrina donde previamente habremos dejado un coche junto al restaurante de la entrada del pueblo. Continuaremos por la Hoz de Peregrina donde haremos una ruta circular (Rodríguez de la Fuente rodó allí muchos de sus documentales). Los conductores volverán a Aragosa a buscar los coches.
El recorrido es prácticamente llano (A). Pocos metros de desnivel en la Hoz (B).
Salida: 9.00 h. del parking de Aragosa. Esta vez no esperamos a nadie. Puntualidad
Regreso: Sobre las 18 horas.
Material : Comida, agua (1 litro por persona), calzado deportivo –no hacen falta botas de montaña-, ropa de abrigo y chubasquero, buen humor etc.