Mensaje de la Autora:

Este año, voy a usar para la adoración, esta Custodia que, como muchos sabréis, es ante la que hicieron la adoración al Santísimo

los jóvenes en la vigilia que celebraron en la JMJ en Panamá.

Está hecha con la fundición de casquetes de bala, como un homenaje a la paz.

Nos situamos, en el camino de vuelta, a lo que nos gustaría que fuese la vida cotidiana. Pero nada nos muestra que va a ser así. Todo es inseguro, confuso, tenso… La gente no tiene certezas. Unos, no saben si podrán abrir sus negocios, otros… si les pagarán los ertes, si se encontrarán la casa habitada por okupas, si podrán mantener abiertos los colegios, si lo que se nos dice es cierto, si mejorará algo la economía… y la crispación comienza a hacer mella en lo habitual.

Es la realidad del momento. Y será, en ese camino incierto, donde cada uno iremos encontrando lo que vaya apareciendo sin pretenderlo… todo, absolutamente todo, estará esperándonos en cada recodo del camino y, aunque comenzar de nuevo a marchar, nos asusta más de lo que creíamos, compensa la alegría de ver cómo cada paso que vamos dando, es un avance hacia la salida de este sinsentido.

 

EN EL CAMINO DE LA VIDA

  • Momento de oración—

Aunque, hayamos estado un tiempo parados.

El camino sigue.

Y sigue, por mucho que, a veces queramos detenernos.

Y sigue… más allá de la duda y de la sombra,

más allá de los miedos y sospechas,

más allá del cansancio y el desaliento,

más allá del reproche y de la queja.

 

Por eso, acogeremos las palabras de los otros,

y cuando nos sintamos debilitados,

confiaremos en las fuerzas ajenas;

y si nos hundimos, o nos aplanamos…

buscaremos a alguien, para compartir las penas.

 

Esto es lo que nos pide la vida,

seguir el camino, junto al que llega,

acoger con arrojo sus propias dolencias;

aliviar… nuestro dolor, cansancio y tristezas

y compartir la vida, el pan y la mesa.

 

Pues hay que:

Seguir caminando,

atendiendo al que llama a la puerta.

Para descubrir a Dios hecho amigo,

hecho Pan… y Palabra cierta.

Hecho compañero de camino y estrella que nos alerta.

(Adaptada de una oración de Olaizola)

 

HACIENDO CAMINO

Siempre imaginamos que, hacer el camino consiste en andar sin desfallecer. Pero no es así.

En todo camino hay un tiempo para andar y un tiempo para descansar. Lo importante consiste, en ver cómo utilizamos cada uno de esos tiempos. Pero… ¿Nos lo hemos preguntado alguna vez?

  • Cuando ando ¿hacia dónde voy?
  • ¿Qué caminos me seducen?
  • ¿Hacía donde se encaminan mis pasos?

 Cuando paro,

  • ¿A qué dedico mi tiempo?
  • ¿Qué necesidades tiran de mí?
  • ¿Dedico algún tiempo para regalarlo a Dios?

 

NOS PONEMOS EN CAMINO

Al salir al camino, hemos comprobado que no vamos solos. Hay muchas personas  siguiendo nuestro mismo sendero. A algunas las conoceremos, a otras no, pero ahí estamos juntas, pasando las mismas incertidumbres y los mismas dudas. Por lo que hemos de procurar ayudarnos, apoyarnos, ir al unísono sabiendo que todos tenemos un mismo deseo: luchar para que todo esto se solucione.        Me paro un momento:

  • ¿Qué gente camina a mi lado?
  • ¿Cómo reacciona?
  • ¿Qué sentimientos desprende?

También tomo conciencia de que no solamente hay un camino, hay muchos más. Unos nos parecerán fáciles y nos dejaremos llevar. Otros serán más costosos y habrá gente que huya, prefiriendo no transitar por ellos. Posiblemente, haya tantos caminos como personas hay caminando… pero lo prudente consistirá no elegirlos al azar, sino ir conociéndolos para poder optar con sensatez.

De ahí que, de vez en cuando, nos iremos parando ante diversos caminos y nos detendremos –en oración- ante ellos.

Para hoy he elegido el camino:

  • De la Responsabilidad

Somos conscientes, de que tenemos una responsabilidad ante lo que acontece, qué de nuestro compromiso dependerá mucho de lo que suceda; pero no sabemos todo sobre lo que está pasando y necesitamos estar informados para dar a los demás lo mejor de nosotros. Sabemos que este momento es crucial y que, debido a lo que se nos ha planteado, tenemos que buscar caminos nuevos, dejar lo caduco y buscar otros modos de vivir, de desarrollarnos, de mostrar el mensaje del evangelio -dándole forma- sin que por ello pierda toda su grandeza y veracidad y hacerlo creíble con nuestra manera de vivir.

  • ¿En qué momento de mi vida me encuentro?
  • ¿Influye eso en mi manera de actuar ante tanta incertidumbre?

También será bueno que revisemos, en qué ha quedado todo lo que hacíamos:

  • Yo, frecuentaba la liturgia, pero ¿a qué me ha llevado esto que nos está pasando?
  • Yo, tenía labores de voluntariado, pero debido a lo que está pasando, ¿las he dejado?
  • ¿O he reinventado nuevas maneras de hacerlo?

No olvidemos que, nadie puede desarrollar la misión por nosotros, como nosotros no podremos tomar el camino del de al lado, pero que todo lo que no hagamos, se quedará sin hacer.

Por eso, cada uno tendremos que esforzarnos para llegar a los que nos necesiten sabiendo respetar su propia senda, su propia ruta, su paso… no podemos obstaculizar el ritmo que ellos lleven, ni el proceso por el que están pasando; aceptaremos sus limitaciones y debilidades –porque nosotros también tenemos las nuestras- pero trabajando con firmeza para que nada se quede sin hacer.

  • Ahora, en unos momentos de silencio- pondremos toda esta realidad en manos de Señor: con tranquilidad, con paz…
  • Después nos preguntaremos: ¿Sería esto, lo que el Señor haría, si estuviese en nuestro lugar?

Terminaremos poniéndonos en manos de la Virgen de la Merced –cuya fiesta celebramos hoy.

Mientras recorres la vida

tú nunca solo estás,

contigo por el camino

Santa María va.

 

Ven con nosotros a caminar

Santa María, ven.

 

Aunque te digan algunos

que nada puede cambiar,

lucha por un mundo nuevo,

lucha por la verdad.

 

Ven con nosotros a caminar

Santa María, ven.

 

Aunque parezcan tus pasos

inútil caminar,

tú vas haciendo caminos

otros los seguirán.